dilluns, 15 de febrer del 2016

La democracia rusa, fatal combinación entre oligarquía y autocracia



Tras el colapso general del comunismo, los liberales de entonces no distinguieron entre la privatización de las grandes empresas estatales y la corrupción.  La transición a la democracia fracasó, a pesar de que se aplicaron medidas económicas liberalizadoras, porque estos nuevos oligarcas no tenían interés alguno en crear instituciones que pusieran los cimientos y el marco institucional para una verdadera política liberal. Rusia, tuvo sus primeras elecciones presidenciales en 1991, elecciones basadas en el choque de poderes, la violencia y el derramamiento de sangre. El primer presidente, Boris Yeltsin, que poseía excesivos y muy centralizados poderes del Gobierno, suscitaba así una forma de “super-presidencialismo”, sin considerar la existencia de poderes independientes. Entre 1992 y 1998 el PIB ruso se redujo a la mitad, lo que no había ocurrido ni durante la ocupación nazi. No es de extrañar que el indicador “DEMOCRACY-DICTATORSHIP (DD) INDEX” Rusia este catalogada como un país cuya democracia en las casi últimas dos décadas está considerada como “dudosa”. En marzo de 2012, Vladimir Putin fue elegido presidente de Rusia para un mandato de seis años. Ya había ejercido como presidente entre 2000 y 2008, y como primer ministro entre 2008 y 2012. Si se cumplieran sus aspiraciones (estar en el poder durante esta y la próxima legislatura), gobernaría veinticuatro años –seis más que Breznev y seis menos que Stalin–. Su imagen carismática y de “hombre duro” entre la población, no evitó una avalancha de protestas y de voces indignadas que, tras las elecciones, salieron a la calle para protestar (por supuesto, con un cierto temor). La oposición liberal teme que su acaparamiento de poder facilite una mayor corrupción. Son muy peligrosas las amenazas y acusaciones lanzadas contra la oposición. El indicador de “Freedom house” plasma en su puntuación la triste situación de Rusia. Desde el año 1992 está considerado como un país “parcialmente libre”, lo que nos indica que los civiles, a pesar de  vivir en un país que ya ha dejado atrás el comunismo, no tienen derechos y libertades claras. La policía ha desempeñado un papel central en la historia de un país en el que la autoridad ha debilitado o erradicado las libertades de los rusos. La situación se ha agravado, el indicador muestra que a partir de 2004 hasta 2013, Rusia está considerado como un país no libre. Por lo cual debo concretar, apoyándome en este indicador, la horrible situación de los homosexuales en Rusia. En junio de 2013 fue adoptada en Rusia una ley contra la propaganda homosexual, en la práctica es equivalente a la prohibición completa del movimiento LGBT y cualquier expresión pública de la homosexualidad. No es que antes de la llegada de Putin estas minorías gozarán de libertades, pero como vemos, dicho presidente no ha hecho más que agravar la situación. Tanto que no ha emprendido medidas contra la huida de diferentes intelectuales, pintores o periodistas rusos homosexuales hacia otros países. Según el indicador “Polity IV”, cuyo objetivo es medir la calidad de la democracia de los países, Rusia está considerado como un país autocrático. Aunque hubo una leve aproximación a la democracia entre los años 2000 y 2006. La pregunta del momento en Moscú es: ¿cuánto tiempo durará en el poder Putin?Algunos de los portavoces más fervientes de la creciente oposición, confían que aumentarán las manifestaciones en contra de la actual autocracia. Sin embargo, un análisis desde un punto de vista más conservador, señala que Putin y su círculo podrían afianzarse en el poder un par de años, siempre y cuando decidan apaciguar a un público descontento implementando reformas políticas y económicas.

¿Se convertirá en un país occidental o seguirá siendo lo que es ahora, un país autocrático cuyo sistema se acerca más al chino que al de los países europeos?  “Estado híbrido”, así podemos referirnos a la Rusia actual y lo que viene siendo desde el año 2000. Digamos que cumple las exigencias de la democracia formal –elecciones libres, sistema pluripartidista, libre mercado y teórica libertad de expresión–, pero lo que el mundo no puede negar es el control de los medios de comunicación o la permisividad con la corrupción, y de este modo la consolidación del poder autoritario personalizado y el de las oligarquías económicas. El régimen autócrata de Putin –que, como hemos dicho, fue cooptado como presidente en el año 2000 por Boris Yeltsin– es una consecuencia inevitable de los fallos del diseño institucional.
No toda la población ha mantenido su apoyo al gobierno ruso, cada vez hay una desconfianza más profunda en la clase política y a que se ocupan directamente de los problemas que afectan a los ciudadanos. El paisaje político necesita nuevas caras.
La pregunta del momento en Moscú es: ¿cuánto tiempo durará en el poder Putin?
Algunos de los portavoces más fervientes de la creciente oposición, confían que aumentarán las manifestaciones en contra de la actual autocracia. Sin embargo, un análisis desde un punto de vista más conservador, señala que Putin y su círculo podrían afianzarse en el poder un par de años, siempre y cuando decidan apaciguar a un público descontento implementando reformas políticas y económicas.

1 comentari:

  1. El post es interesante, aunque no das cuenta de la variación observada en la gráfica de una forma sistemática. Hay un párrafo que se repite y falta un poco más de análisis, aunque se aprovecha bien el conocimiento del país en primera persona

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